Tantos
intentos fallidos por sacar del poder al gobierno revolucionario chavista, nos
han hecho sufrir, a los habitantes de este país todas las consecuencias de
estos experimentos. A un país que solo le faltaba el perro para morir de sarna
(porque ya están colapsados los servicios públicos en su totalidad) se le sumó
recientemente una sanción que si buscaba afectar al gobierno apuntaron mal,
porque me afectó a mí también. Se fue el Directv.
Pues
bien, por favor, no nos ayuden más. Dios que respeta nuestra libertad solo
apuntó su intervención cuando se llevó de forma natural, por enfermedad, a la
cabeza de este desastre, y con esto, sin querer hacer leña del árbol caído,
pensé pronto vendría el final. Pero no, esto fue como que peor. Luego mi país
se hizo una caricatura, una suerte de humor negro. EL PAÍS CON LAS MAYORES
RESERVAS DE AGUA DEL MUNDO…y no tenemos suministro de agua. EL PAÍS CON EL
SISTEMA ELÉCTRICO PIONERO DE LA REGIÓN…y no tenemos suministro constante de
luz…EL PAÍS CON LAS MAYORES RESERVAS DE PETRÓLEO DEL MUNDO…y no hay gasolina,
ni gas y los niveles de exportación del crudo dan risa. EL PAÍS CON TIERRA DE
GRAN FERTILIDAD… y casi toda la comida es importada. Así, incomunicados del
mundo, hediondos o de aseo escaso, y con una pandemia que azota a la humanidad,
quizás ya es hora de parafrasear las palabras que Faraón dijera a Moisés:
“levántense y salgan de este pueblo,
ustedes y los hijos de [Chávez]. Vayan para servir a [¿?] como ustedes dicen”
(Éxodo 12, 31).
Parábola:
Un defensor de los sancionadores habló en oración a Dios y le dijo: “Solo
faltas tú. Si te sumas a las sanciones a Venezuela y les quitas la luz del sol
lograremos sacar a este gobierno”. Algunos en el cielo esperaban la respuesta
de Dios con algo de ansiedad e incertidumbre. “¿Qué les dirá? se preguntaban.
Dios, en reunión trina, pidió tiempo para responder. Al día siguiente esperaban
la respuesta así que, al mejor estilo de Sócrates en su apología, los invitó a
sentar y les dijo: “Mi pueblo sufre, y sufre por sus propias decisiones. Sufren
porque no han sabido madurar en la política y en la exigencia a sus políticos.
Tanto los que favorecieron con su voto como los que omitieron votar dejan una
gran enseñanza que esperamos la sepan procesar. Pero ¿qué gano con quitarle el
Sol a un país que ya vive eclipsado? Mi hijo (Jesús), quien hoy nos acompaña,
dijo una vez “…porque él (o sea yo, su Padre) hace brillar el sol sobre malos y
buenos y envía la lluvia sobre justos y pecadores”. Por esta razón no voy a
castigar a todo un país que ya vive las consecuencias (o castigos) de sus propios caminos” Decepcionados los
sancionadores se fueron cabizbajos y los meritorios de sanciones se creían
triunfadores, gritaban: “Dios es revolucionario, Dios está con nosotros”. Nada
nuevo de esperar porque quienes gobiernan solo saben hablar en lenguaje
político y el lenguaje político de hoy es la gramática del infierno.
No
conozco todavía un gobierno en el mundo que en mis años de vida haya gritado:
“Renuncio, ya no me sancionen más”; y si existió, en Venezuela la receta no
funciona, al mejor ejemplo de Cuba. En realidad mi país es un bello laboratorio
del dolor, un medidor de sufrimientos y penas. Puedo hoy cerrar los ojos e
imaginar a tantos niños, jóvenes y ancianos en confinamiento que a la par ahora
no pueden ni ver televisión de cable. Que paradójico que el único que tiene el
poder y la moral de sancionarnos no suprime el aire, la luz natural, el agua de
lluvia, las siembras y los árboles, pero hoy tenemos unos viñadores asesinos
que se apoderaron de mi país y por otro lado a unos vengadores que cada vez que
nos tratan de ayudar terminamos como Sokovia en Avengers 2. Por favor ya no nos
ayuden más.
Se me
olvidó una anécdota final de la parábola: Ningún político que muera en
ejercicio conocerá el cielo. Ojalá pueden vivir minutos de no poder antes de
morir porque solo cuando vuelvan a ser
ciudadanos de a pie, conocerán las consecuencias de su infernal gestión.
Luego de escuchar esto, los aludidos gritaron: “¿Qué moral tiene Dios para
decidir quién entra o no en el cielo?” Como diría Antonio Machado en Campos de
Castilla: la cordura del idiota. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
(un
intento de literatura picaresca)
Luis
Tarrazzi
@luistarrazzi
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