martes, 3 de febrero de 2015

EL PECADO Y LAS CUCARACHAS





Cuando veo una cucaracha en mi casa siempre me cuestiono el por qué si soy enemigo de la mugre, la suciedad. Siempre había asociado la presencia de cucarachas a casas sucias o habitantes poco aseados. Pero, si bien eso contribuye, la respuesta de su aparición en un hogar no siempre se explica con la mugre, sino con las entradas.

El pecado es así. Un alma en gracia no es inmune al pecado. El pecado le rodea, le asecha, y cuando consigue una brecha entra.

Las cucarachas, como el pecado, entran de afuera. Puede ser que una vez dentro se reproduzcan y hagan morada. Pero no pertenecen ni al  hogar ni a nuestro cuerpo. 

El pecado, como las cucarachas, se oculta y hacen mayor vida en la aparente oscuridad. Pero la luz de la verdad le sorprende y cuando le sorprende desagrada, asusta. 

Las cucarachas, en condiciones normales, no agradan a nadie, pero sí es cierto que nos podemos acostumbrar a vivir con ellas. Con el pecado ocurre lo mismo. A veces por no saber cómo deshacernos de él o por impotencia, le dejamos ahí ocupando y ensuciando nuestro hogar, nuestro entorno.

Finalmente, las cucarachas, contrario a lo que se piensa, son animales limpios. Si bien siempre están en torno a los alimentos y la mugre, ellas se dice constantemente se están aseando. El pecado, es en este aspecto antagónico, porque puede aparentar limpieza, libertad, pero está lleno de mugre y nos hace incompatibles con la purísima gracia de la santidad.

No lograremos acabar con las cucarachas, pero sí podemos acabar con el pecado en Cristo, en quien todo lo podemos. Dios los bendiga, nos vemos en la oración

Lic. Luis Tarrazzi

No hay comentarios:

Publicar un comentario