Nada más falso que el título de este artículo. Falso por naturaleza no por
aplicabilidad., falso por origen no por destino.
Y es que basta ver nuestra aguda dependencia a lo tecnológico y nuestra nueva
forma de interactuar con las personas para darnos cuenta de que el objetivo se
está alcanzando, el objetivo de mantenernos tan ocupados de mente y tan
aislados de los problemas, sumergidos en la música, películas o Chats que nos
gustan, que si no fuera por Twitter o Facebook que “caritativamente” permiten
la inclusión de algunas noticias, ya no sabríamos nada del mundo.
Un avance que hace la formación de una nueva generación X muy hábil para
descargar e instalar aplicaciones pero muy limitada para abstraer, redactar o
edificar su propio futuro.
Serán dependientes de un futuro preconcebido por otros, pocos pero muy
poderosos. Que les dirán qué ver, qué comprar, a quién amar y por ende en quién
creer.
No me extrañaría surja pronto una nueva fe cibernética, se nos hable de un
dios en la red, en los microchips. Un dios rápido para descargar nuestras
solicitudes y lento para dañarse. Un dios recargable, con fondo de pantalla
personalizado y con una memoria ram ilimitada.
Los demonios, en sus jerarquías, seres con voluntad propia y altísima
inteligencia (infinitamente menor a la de Dios claro está) han sabido leer los
tiempos de la humanidad y en cierta forma la han llevado, con propuestas, nunca
a la fuerza, hacia un destino diferente al que seguramente Dios quisiera para
nosotros. Cristo nos abrió las puertas del cielo nuevamente pero no por ello se
erradicó el pecado en el mundo y ese pecado, que motiva nuestras debilidades de
placer fugaz, para muchos de nosotros sigue siendo la mejor opción bajo el
concepto de una vida corta para disfrutar al máximo.
El mal avanza pero aún con tiempo de ser detenido. El mal será erradicado
ojalá no con quienes decidan defenderlo como un falso bien. Aún hay tiempo.
Lic. Luis Tarrazzi.
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