En medicina, cuando se desea
saber a qué somos alérgicos, el alergólogo realiza un examen que el consiste en
“colocar extractos líquidos de alergenos (es decir, sustancias -como el polen o
determinados alimentos- que suelen provocar reacciones alérgicas en las
personas con alergia), en el antebrazo o la espalda del paciente y luego
realizar pinchacitos (punción) o cortecitos (escarificación) en la piel. El
alergólogo esperará aproximadamente 15 minutos para comprobar si se forman unos
puntitos rojizos y abultados (denominados pápulas), indicadores de alergia”.
Así lo explica el portal kidshealth.org (https://kidshealth.org/es/teens/allergy-tests-esp.html).
En la fe podríamos suponer
que de vez en cuando este examen es necesario, por eso, y con el respeto que se merece
el Papa Francisco, en este artículo lo he llamado el Papa de los brotes.
Francisco ha sido un Papa para todos, como de hecho debe serlo, un Papa que ha
tenido desde sus inicios una intención de acercamiento a los más apartados o
marginados; y un Papa que podría definirse como el Papa de la misericordia. Así como a inicios del siglo XX por medio de Sor Faustina Dios nos recordó su lado
misericordioso, quizás ante la mirada de una Iglesia con un discurso
más condenatorio, hoy vemos que pasamos al otro extremo donde nada
es pecado y casi que negamos la existencia del infierno.
De los años de papado de
Francisco la encíclica que abrió el brote de muchas posturas en torno al
catecismo y la tradición de la Iglesia fue 'Amoris laetitia' (La alegría del
amor). A través de ella algunos consagrados y laicos comprometidos empezaron a
expresar su abierta posición a cosas que doctrinalmente están muy claramente
definidas, en el catecismo de San Juan Pablo II. Los temas morales se
relativizaron y hoy podemos llegar a confesarnos con sacerdotes que nos digan
que lo que creíamos pecado “ya no lo es” o lo que defendíamos como contrario a
la moral cristiana debe reconsiderarse para no caer en juicios injustos. Al
final, como me lo dijo en una reciente confesión un sacerdote, hablando sobre
el tema de los divorciados vueltos a casar: “Es verdad que Jesús dijo que quien se casa con una mujer divorciada
comete adulterio pero no olvidemos que Dios es amor y misericordia”. Esto
es un ejemplo de brote alérgico al catecismo, una reacción opuesta a una verdad
explícita, que no niega la misericordia de Dios pero sí relativiza un pecado.
Francisco era un Papa
necesario. En los criterios que como laicos y consagrados debemos tener ante la
sana vivencia de la fe es menester tener muy claro quiénes son las personas que
llevando la bandera de la evangelización enseñan sus propias doctrinas o tienen
posiciones ambiguas (por no decir contrarias) a lo revelado, interpretado y
transmitido por la Iglesia Católica en más de 20 siglos de historia.
Cierro con un sabio consejo
del apóstol San Pablo: “Estad alerta;
manteneos firmes en la fe; portaos con valentía, sed modelo de fortaleza”.
1 Corintios 16,13
Dios los bendiga, nos vemos
en la oración
Luis Tarrazzi
Twitter: @luistarrazzi
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