Artículos de Opinión y Poesías con el fin de darle una visión cristiana católica a los temas del momento. Formación Apologética Entretenimiento
sábado, 7 de septiembre de 2019
jueves, 5 de septiembre de 2019
LAS TRES IGLESIAS CATÓLICAS
Tiempos difíciles para la Iglesia siempre han existido, en
todos los siglos, desde su nacimiento. Hoy, cercanos al primer cuarto del siglo
XXI lo que podríamos decir es que vivimos tiempos masivamente difíciles. ¿Por
qué masivos?, porque hoy todo se divulga con una rapidez que en tiempos atrás
creo era difícil de imaginar.
Hablar de la evolución de la Iglesia muchos la entienden como
desecho de lo pasado y comprensión integrada del presente. Así surge la Iglesia
más reciente, la liberal. Esta tiene
sus laicos y consagrados. Es una Iglesia abierta a acoger practicamente todo lo que hoy camina en el
mundo como corrientes modernas del pensamiento.
La otra Iglesia, la de la resistencia, es la Iglesia tradicional - ortodoxa (nombre colocado
por los liberales). Es la Iglesia que puede rayar en el exacerbado predicamento
del cumplimiento de la ley. Una Iglesia dura, porque intenta ser fiel a los
fundamentos de los Padres y Doctores de la Iglesia. Es una Iglesia normativa,
blanco o negro. Esta tiene sus laicos y consagrados. Es una Iglesia cerrada a
los cambios o por lo menos celosa de los mismos.
La tercera Iglesia es la de los relativos (no confundir con los liberales). En ellos encontramos
los que con la bandera de la misericordia de Dios (que sí existe y es infinita)
se vuelven coaching adaptivos del ser. Es una Iglesia de pocos frutos de
conversión pero de las tres que he mencionado es la más exitosa y siento la que
más busca la gente. Esta tiene sus laicos y consagrados. Es una Iglesia abierta
y cerrada a los cambios (abierta a los que genera el coaching pero cerrada a
las críticas). Es la Iglesia de los "sabios" de hoy, poca consultora de las bases
doctrinales. Sabe decir lo que la gente quiere escuchar.
Aquí la frase dura mía: Ninguna
de las tres que he mencionado es la Iglesia de Dios.
Hoy más que nunca todos los
bautizados tienen que invocar los dones del Espíritu Santo, en especial
con el discernimiento, para saber oler lo que es de Dios y aborrecer lo que no
es de él. La Iglesia de Dios:
- Es
sacramental
- Camina
con el Papa, ni adelante ni atrás.
- Comprende
que somos pecadores y educa en el dolor de las faltas.
- Promueve
conversión en el encuentro con Dios
y no adaptación a realidades finitas, egoístas e intrascendentes.
- Se
forma de base en el catecismo, es conocedora de toda la Palabra de Dios y alienta a la santidad.
- Predica
la justicia, la misericordia y la fe (Mateo 23,23). Justicia que deriva en
salvación o condenación, misericordia porque nada nos aparta de su amor (Romanos
8:35-39) y fe que tiene como principal norte la confianza en la Providencia, en
exclusividad y fidelidad.
- No
es excluyente en el amor pero sí celosa en el practicar. No entiende el
ecumenismo como una depuración de lo no común, sino como un proceso guiado por
Dios donde el catolicismo entra plenamente.
- Es
una Iglesia donde sus laicos se comprometen con predicar lo dado, lo plasmado
en sus doctrinas y dogmas.
- Es una Iglesia humilde, pobre de espíritu,
cercana al necesitado, respetuosa y orgullosa de la vida de sus santos (muchos
de ellos mártires) honrando sus memorias por lo que defendieron y predicaron.
-No
es personalista, es cristocéntrica.
- Es
litúrgica. La misa se vive sin inventos ni excentricidades, donde todo gira en
la Eucaristía (sacramento de nuestra fe).
- Ama
a María Santísima.
- Promueve
las vocaciones, honra la castidad y defiende la vida desde la concepción hasta
la muerte natural.
- No
denigra las tendencias homosexuales pero las educa para el encuentro en Jesús,
que inspire castidad y/o sanación de heridas emocionales.
Esta lista
podría ser interminable, pero me preocupa que estos cismas sutiles que vemos
afecten la pureza de nuestra fe, una fe de Cruz, de redención, de amor y
salvación. Oremos por nuestra Iglesia Católica. Dios los bendiga, nos vemos en
la oración.
Luis
Tarrazzi
@luistarrazzi
miércoles, 4 de septiembre de 2019
¡CUIDADO PADRE “CHULALO”, CUIDADO!
La
misericordia de Dios se ha vuelto una importante herramienta de marketing para
vender en este tiempo nuestra fe, y esto lo digo como administrador. En el
estudio de marketing siempre se habla de las bondades de un producto o servicio
y en letras pequeñas, casi ilegibles, sus riesgos. Así en tiempos de
relativismo y agnosticismo dentro de una juventud ávida de emociones extremas y
de cosas rápidas, desechables, lo mejor, para atraerlos es hablar del amor de
Dios y poco de o nada de su justicia. Con usted, padre Jesús Genaro, es el
tercer caso de sacerdotes de medios
que enfoco mi atención. Dos ya se salieron del sacerdocio, espero no ocurra
esto con su vocación por hacer vida en los medios, ya que créame no dudo de sus
buenas intenciones. Lo que a continuación desarrollaré es puntual, no es una
valoración de su trabajo integral o su vida.
Una
persona que cuenta con 167K (167.000) seguidores en una red social como
instagram yo la resumiría como una persona
famosa, con influencia y alcance. Eso es una bendición de Dios pero también
tiene sus enormes riesgos porque la evangelización a distancia con tantos
seguidores no siempre es sinónimo de conversión sino que puede ser que estemos diciendo
a las personas lo que quieren escuchar.
El
tema de los divorciados vueltos a casar lo sé en su teoría y en su práctica.
Por 2 años, 10 meses y 2 días estuve casado en esa condición con una persona
con quien hice por más de 10 años apostolado catequético. No solo desde mi
matrimonio, sino desde mi noviazgo que sabía hacia dónde avanzaba, no
comulgábamos. Conocimos sacerdotes, que en su “discernimiento” (amistad) nos
invitaban a comulgar, es más objetivamente vivíamos un matrimonio sano, fiel,
apoyábamos en la iglesia, a mi esposa la querían muchísimo, entonces ¿por qué
no comulgábamos?, ¿no creíamos en la misericordia de Dios?, ¡claro que sí! pero
no relativizábamos su verdad. La Iglesia Católica trazaba un camino claro: castidad o nulidad y mientras no
se viviera u obtuviera uno de los dos la hostia sagrada no la debíamos recibir.
La nulidad se intentó, pero nunca supimos el resultado porque ella falleció de
cáncer. Y recuerdo que a 7 días de su muerte (sin saberlo) llevándole la unción
de los enfermos, el sacerdote que nos conocía y discernía podía comulgar le
intentó dar la hostia y ella le dijo que no (porque ni se había vivido la
castidad ni había conclusión de su caso de nulidad). Eso, Padre Jesús, sin
grises, es la humildad del creyente.
Si
usted en su espacio exitoso lanza un comentario como el que hizo, con citas
incompletas y poco precisas, sobre este tema, cada quien lo adaptará a su
realidad y dopará su conciencia para hacer lo que en el fondo sabemos está mal
pero: “si un sacerdote me lo dice lo
puedo hacer”. Y esto lo digo con propiedad porque ese camino lo pensé, aunque
gracias a Dios no lo practiqué jamás. Usted hace cuatro citas, repito,
incompletas y dudo que de 167.000 personas el 10% hayan leído completa la exhortación
apostólica “la Alegría del Amor” y eso usted lo sabe, por lo tanto muchos darán
por cierto lo que usted colocó ahí. Veamos lo que usted colocó y lo que dice
completa la Exhortación:
Lo que usted colocó:
297 Nadie puede ser condenado para siempre <y esto incluye a los divorciados en nueva
unión.> (lo de negrilla lo colocó usted, por eso son buenas las comillas
para las citas.
Lo que dice el texto
completo:
297: “Nadie puede ser condenado
para siempre, porque esa
no es la lógica del Evangelio. No me refiero sólo a los divorciados en nueva
unión sino a todos, en cualquier situación en que se encuentren. Obviamente, si alguien ostenta un pecado
objetivo como si fuese parte del ideal cristiano, o quiere imponer algo
diferente a lo que enseña la Iglesia, no puede pretender dar catequesis o
predicar, y en ese sentido hay algo que lo separa de la comunidad (cf. Mt
18,17). Necesita volver a escuchar el anuncio del Evangelio y la invitación a
la conversión. Pero aun para
él puede haber alguna manera de participar en la vida de la comunidad, sea en
tareas sociales, en reuniones de oración o de la manera que sugiera su propia
iniciativa, junto con el discernimiento del pastor. Acerca del modo de
tratar las diversas situaciones llamadas «irregulares», los Padres sinodales
alcanzaron un consenso general, que sostengo: «Respecto a un enfoque pastoral
dirigido a las personas que han contraído matrimonio civil, que son divorciados
y vueltos a casar, o que simplemente conviven, compete a la Iglesia revelarles
la divina pedagogía de la gracia en sus vidas y ayudarles a alcanzar la
plenitud del designio que Dios tiene para ellos», siempre posible con la fuerza
del Espíritu Santo”.
En
ninguna parte de esta nota se habla de la comunión a favor de los divorciados.
Pero es más, la frase “nadie puede ser condenado para siempre”
es un criterio humano, es decir, a nadie debemos impedirle un proceso de
conversión y redención, pero JAMÁS tendrá un criterio eterno, porque usted sabe
que la condenación es eterna ¿o es que el infierno eterno no existe?
Lo que usted colocó:
299. Ellos no tienen que sentirse excomulgados, sino
integrados a la iglesia que los acoge y donde pueden vivir y madurar en la fe.
Lo que dice el texto
completo:
299:
Acojo las consideraciones de muchos Padres
sinodales, quienes quisieron expresar que «los bautizados que se han divorciado
y se han vuelto a casar civilmente deben ser más integrados en la comunidad
cristiana en las diversas formas posibles, evitando cualquier ocasión de
escándalo. La lógica de la integración es la clave de su acompañamiento
pastoral, para que no sólo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo que es la
Iglesia, sino que puedan tener una experiencia feliz y fecunda. Son bautizados,
son hermanos y hermanas, el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas
para el bien de todos. Su
participación puede expresarse en diferentes servicios eclesiales: es
necesario, por ello, discernir cuáles de las diversas formas de exclusión
actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e
institucional pueden ser superadas. Ellos no sólo no tienen que sentirse
excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros vivos de la
Iglesia, sintiéndola como una madre que les acoge siempre, los cuida con afecto
y los anima en el camino de la vida y del Evangelio. Esta integración es
también necesaria para el cuidado y la educación cristiana de sus hijos, que
deben ser considerados los más importantes»
¿Dónde
dice ahí que hay excepciones donde podrían comulgar? Se habla de no excluirlos
ni tratarlos como excomulgados, darles espacio pastoral, con discernimiento, un
discernimiento que no solo aplica para ellos sino para cualquiera que haga vida
parroquial o pastoral. Cualquiera que enseña algo contrario a la verdad será
una amenaza para la salvación de las almas.
Lo que usted colocó
301 Los sacerdotes deben DISCERNIR junto a ellos
la posibilidad de una participación más plena en la iglesia. Incluyendo en
CIERTOS casos (pie de página 351) LA CONFESIÓN, que no debe ser una tortura
sino el lugar de la misericordia del Señor y la COMUNIÓN que no es un premio
para los perfectos sino un remedio y un alimento para los débiles.
Lo que dice el texto completo:
301: Para
entender de manera adecuada por qué es posible y necesario un discernimiento
especial en algunas situaciones llamadas «irregulares», hay una cuestión que
debe ser tenida en cuenta siempre, de
manera que nunca se piense que se pretenden disminuir las exigencias del
Evangelio. La Iglesia posee una sólida reflexión acerca de los
condicionamientos y circunstancias atenuantes. Por eso, ya no es
posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada
«irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia
santificante. Los límites no tienen que ver solamente con un eventual
desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede
tener una gran dificultad para comprender «los valores inherentes a la norma» o puede estar en condiciones concretas
que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una
nueva culpa. Como bien expresaron los Padres sinodales, «puede haber factores que
limitan la capacidad de decisión». Ya santo Tomás de Aquino reconocía que
alguien puede tener la gracia y la caridad, pero no poder ejercitar bien alguna
de las virtudes, de manera que aunque posea todas las virtudes morales infusas,
no manifiesta con claridad la existencia de alguna de ellas, porque el obrar
exterior de esa virtud está dificultado: «Se dice que algunos santos no tienen
algunas virtudes, en cuanto experimentan dificultad en sus actos, aunque tengan
los hábitos de todas las virtudes»
Sobre
este punto recuerdo una vez, en mi extinta situación irregular, intenté
confesarme y se lo pregunté a un sacerdote, que para la Gloria de Dios fue muy
objetivo a pesar de que me conocía. El me dijo, el “sacramento” de la confesión
es tan pleno como cualquier otro sacramento y se da en grados absolutos, no
parciales. Una persona no puede confesar un porcentaje elevado de sus pecados
porque aunque dejara un 1%, a conciencia,
sin confesar o sin arrepentimiento la eficacia del sacramento sería nulo. Esto
lo podría explicar mejor el santo Padre Pío. Así que acá también siento se
vende humo y de forma peligrosa. Usted puede acompañar, aconsejar y hacerse
pastor de una pareja en condición irregular pero ¿confesarlos?
Lo que usted colocó
303 No se puede seguir diciendo que todos ellos viven en
pecado mortal o privados de la gracia de Dios.
(Este punto es del 301,
no del 303 como usted lo señala)
Lo que dice el texto
completo:
303. A partir del reconocimiento del peso de los
condicionamientos concretos, podemos agregar que la conciencia de las personas
debe ser mejor incorporada en la praxis de la Iglesia en algunas situaciones
que no realizan objetivamente nuestra concepción del matrimonio. Ciertamente, que hay que alentar la
maduración de una conciencia iluminada, formada y acompañada por el
discernimiento responsable y serio del pastor, y proponer una confianza cada
vez mayor en la gracia. Pero esa conciencia puede reconocer no sólo que
una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio.
También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es
la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta
seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio
de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el
ideal objetivo. De todos modos, recordemos que este discernimiento es dinámico
y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas
decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena.
Acá
desconozco por qué atribuyó al 303 y punto del 301 pero me quedo con la frase
que subrayé en negrilla: discernimiento responsable y serio del pastor y
proponer confianza cada vez mayor en la gracia. Sin la gracia no hay salvación
directa. Me preocupa que ya no se habla de Cruz, dolor por nuestras faltas,
conciencia del pecado, condenación; ¿dónde quedaron esas frases que nos
recuerdan que por sus llagas hemos sino salvados o que él recibió el CASTIGO
que nosotros merecíamos (Isaías 53)?
Cuidado
con el marketing padre “Chulalo”, porque los jóvenes se cansan de los súper
héroes, de las modas y de los “panas”. Lo que recordarán por siempre en su
encuentro con Dios son aquellas cosas que los alejaron de su gracia. Y es
preferible un matrimonio irregular sentado en la Iglesia como el publicano de
la parábola a ver muchos en fariseos justificando sus vidas y amores, todos
finitos. ¿Qué sentido tiene un matrimonio que no santifica desde la gracia a
sus miembros? Es cierto que son muchos los caminos que nos pueden llevar a
Jesús pero solo uno que nos llevará a la salvación. Eso también hay que
predicarlo.
Destaco
lo que usted colocó al final de estos temas, en la parte 1 y 2:
“Este medio no es un despacho ni un confesionario, no
conviene exponer por esta vía sus casos particulares o privados. Consulte con
su párroco o pregunte por la Curia diocesana en su ciudad”
Este
tema, padre, no es para abordarlo tan superfluamente en una publicación de Instagram.
Usted se aparta de los tradicionalistas y de los liberales pero no olvidemos
que Dios condena a los tibios
(Apocalipsis 3,16)
Dios
lo bendiga, nos vemos en la oración.
Luis
Tarrazzi
@luistarrazzi
@luistarrazzi
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