Es verdad que ni soy famoso ni
ostento muchos seguidores y, francamente, eso nunca me ha interesado. Pero en
mi modesto Blog, donde por varios años he escrito artículos de diferentes tipos
y también he publicado cartas abiertas, tenía la necesidad de darle un espacio
a uno de los héroes de mi vida, mi hermano Javier.
La vida se hace hermosa cuando se
hace única, cuando tu vida no se parece a la de nadie, cuando desarrollas
talentos, habilidades, don de humanidad, cuando siendo tú mismo dejas huellas
en quienes te conocen. Y ¿quién no se siente a gusto con Javier?
Por tener una gran sabiduría para
la vida eres mi consejero financiero, el rol de hermano mayor siempre ha estado
ahí, quizás inclusive la figura más cercana a un padre para mí, después de
nuestro padre Miguel.
Y no te había sentido tan unido,
tan cerca de mí cuando tuviste que caminar el paso duro, muy duro hermano, de
despedir sin deseos de hacerlo a quien por 11 años te acompañó como esposa,
amiga; nuestra querida Karina, mi cuñis. ¿Cuántos hermanos pueden coincidir en
esto en la vida hermano?, caminar una misma historia de dolor sostenida solo
por Dios y el apoyo de una familia y un banco de amistades que de verdad es
para sentirnos orgullosos.
Pero ¿sabes?, verte orándole a
nuestro Dios común, al Creador de todas las cosas, verte luchando por salvar la
vida de quien amas, de rodillas ante Dios y sentado con sueño y cansancio pero
sin rendirse al lado de quien te necesitaba, eso hermano, aunque sea una clase
digna de jubilarse, de no incluir en ningún pensum, de sencillamente ni pensar
en ella; eso deja y dejó en mí una profunda enseñanza, un modelo a seguir que
no solo guardaré para mí sino que le trataré de transmitir a mi hijo recién
nacido hijo Miguel Ángel. Que aprenda a ser
hombre como su tío Javier lo fue y lo es. Así, en tí la promesa hecha a
Dios aquel 25 de marzo de 2006 la hiciste realidad: “en las buenas y en las
malas, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza”.
Es verdad que nuestra madre tuvo que escuchar la
triste pregunta de qué teníamos sus hijos, porque en un año ambos pasamos por
la misma situación. Yo quizás respondería esto: “amor en sus corazones” Y será
el único espacio de inmodestia que me permitiré en defensa de la crianza y el
amor que María Cariel de Tarrazzi nos dio.
Job, aquel personaje de la biblia
que perdió hijos, casas, ganado, todo y que luego hasta su propio cuerpo se vio
enfermo de gravedad, señaló: “Si aceptamos de Dios lo bueno ¿no aceptaremos de
Dios lo malo?” y antes de esto con hondo respeto a su Creador dijo: “El Señor
me lo dio, el Señor lo me quitó, Bendito sea Dios”.
No solo hoy nos une la sangre, la
familia y cada vez más los amigos; ahora nos une la historia hermano, una
historia que pasarán años, décadas y será recordada en el pequeño álbum de
nuestra familia. Tú te podrás levantar porque tu vida la sostiene el único Dios
que, superada esta dura prueba, hoy te abraza en su misericordia y te invita a
vivir hermano, vivir como siempre lo has hecho, con alegría y siendo la alegría
de muchos. A pocas personas en mi vida les diré que las amé hasta el extremo
pero no lo dudes, tú siempre serás de las primeras e irrevocables partícipes y
dueñas de ese amor. Nos vemos en la oración.
Tu hermano: Luis
Tarrazzi