viernes, 28 de abril de 2017

A TI, MI HÉROE


Es verdad que ni soy famoso ni ostento muchos seguidores y, francamente, eso nunca me ha interesado. Pero en mi modesto Blog, donde por varios años he escrito artículos de diferentes tipos y también he publicado cartas abiertas, tenía la necesidad de darle un espacio a uno de los héroes de mi vida, mi hermano Javier.

La vida se hace hermosa cuando se hace única, cuando tu vida no se parece a la de nadie, cuando desarrollas talentos, habilidades, don de humanidad, cuando siendo tú mismo dejas huellas en quienes te conocen. Y ¿quién no se siente a gusto con Javier?

Por tener una gran sabiduría para la vida eres mi consejero financiero, el rol de hermano mayor siempre ha estado ahí, quizás inclusive la figura más cercana a un padre para mí, después de nuestro padre Miguel.

Y no te había sentido tan unido, tan cerca de mí cuando tuviste que caminar el paso duro, muy duro hermano, de despedir sin deseos de hacerlo a quien por 11 años te acompañó como esposa, amiga; nuestra querida Karina, mi cuñis. ¿Cuántos hermanos pueden coincidir en esto en la vida hermano?, caminar una misma historia de dolor sostenida solo por Dios y el apoyo de una familia y un banco de amistades que de verdad es para sentirnos orgullosos.

Pero ¿sabes?, verte orándole a nuestro Dios común, al Creador de todas las cosas, verte luchando por salvar la vida de quien amas, de rodillas ante Dios y sentado con sueño y cansancio pero sin rendirse al lado de quien te necesitaba, eso hermano, aunque sea una clase digna de jubilarse, de no incluir en ningún pensum, de sencillamente ni pensar en ella; eso deja y dejó en mí una profunda enseñanza, un modelo a seguir que no solo guardaré para mí sino que le trataré de transmitir a mi hijo recién nacido hijo Miguel Ángel. Que aprenda a ser hombre como su tío Javier lo fue y lo es. Así, en tí la promesa hecha a Dios aquel 25 de marzo de 2006 la hiciste realidad: “en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza”.

Es  verdad que nuestra madre tuvo que escuchar la triste pregunta de qué teníamos sus hijos, porque en un año ambos pasamos por la misma situación. Yo quizás respondería esto: “amor en sus corazones” Y será el único espacio de inmodestia que me permitiré en defensa de la crianza y el amor que María Cariel de Tarrazzi nos dio.

Job, aquel personaje de la biblia que perdió hijos, casas, ganado, todo y que luego hasta su propio cuerpo se vio enfermo de gravedad, señaló: “Si aceptamos de Dios lo bueno ¿no aceptaremos de Dios lo malo?” y antes de esto con hondo respeto a su Creador dijo: “El Señor me lo dio, el Señor lo me quitó, Bendito sea Dios”.

No solo hoy nos une la sangre, la familia y cada vez más los amigos; ahora nos une la historia hermano, una historia que pasarán años, décadas y será recordada en el pequeño álbum de nuestra familia. Tú te podrás levantar porque tu vida la sostiene el único Dios que, superada esta dura prueba, hoy te abraza en su misericordia y te invita a vivir hermano, vivir como siempre lo has hecho, con alegría y siendo la alegría de muchos. A pocas personas en mi vida les diré que las amé hasta el extremo pero no lo dudes, tú siempre serás de las primeras e irrevocables partícipes y dueñas de ese amor. Nos vemos en la oración.

Tu hermano: Luis Tarrazzi

sábado, 1 de abril de 2017

Y LLEGASTE TÚ


“Y llegaste tú y me sorprendió
El poder que había en este amor
Y llegaste tú una bendición
Aún recuerdo el momento en que todo cambió
Y llegaste tú y me sorprendió
El poder que hay en este amor
Y llegaste tú, una bendición
Aún recuerdo, cuando llegaste tú”

Así reza la letra del ya disuelto pero sumamente exitoso dúo Sin Bandera, compuesta por Leonel García y Noel Schajris.  Y me tomo el atrevimiento de citarla para hacerle el primer artículo y mención especial a mi primer hijo: Miguel Ángel, quien he podido concebir, con la gracia de Dios, con mi esposa Wendy Katherine.

Para hablar de ti hijo, a 9 días de tu nacimiento y cuyas líneas no sé si algún día leerás, lo haré desde mi perspectiva paterna, porque tu madre, tu bella y excelente madre, que te anheló desde que se enteró que venías en camino, que te soñaba e imaginaba, que desde que te recibió te acogió con un fiero amor, ese amor que al mirarlo en la distancia me permitía sentir esa seguridad de que si yo llegara a faltar estarías seguro en la custodia de tu legítima y única madre; esa visión no cabe en líneas, esa visión te acompañará toda tu vida. Conocer lo que tu madre siente por ti lo experimentarás cada segundo que Dios permita que ella esté a tu lado.

Yo pensaba que esta vivencia de paternidad nunca llegaría a mi vida. Y no por no desearla sino porque no se había dado, no se había podido. Tu padre, antes de llegar al oasis del corazón de tu mamá tuvo historia, tuvo vida… bueno, ¡todos tenemos una vida!

Y así recuerdo personajes de la fe que te inculcaremos y de los cuales ya te hablaré, tales como: Abraham y Sara (que no podían tener hijos), Zacarías e Isabel (que no podían tener hijos) pero que confiando en los tiempos de Dios conocieron la paternidad; y la conocieron porque “nada es imposible para Dios”.

El camino para tu llegada fue tan inesperado, tan cargado de esperanza, tan de Dios que no dudo causó perturbación en actores de mi pasado y asombro en espectadores de mi presente. No había comprendido tan bien la frase bíblica: “si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha”. (Juan 12,24) y aunque el detalle de esta particular frase te la daré en persona cuando tus oídos sepan entender mis palabras y tus pensamientos las guarden en tu pequeño corazón, sí te diré que nada en las manos de Dios es azaroso, improvisado, ni disperso.

El amor entre tu madre y tu padre es honesto, sincero. Y te puedo decir que prácticamente tú acompañaste ese amor. Germinó, creció con nosotros. Tú nos consolidaste, nos aterrizaste, nos diste una misión común. Dios nos confió tu vida y tu vida le pertenece a él, solo a él.

No quiero seas como tu mamá ni como yo, ni que imites a nadie. Hijo quiero que seas tú mismo, seas tu propio reflejo, tu propia realidad, tu propia vida. Y nosotros, a ejemplo de José y María, acompañarte, instruirte, protegerte hasta que ya, siendo hombre independiente, alces tus alas y vueles alto, muy alto. Porque en tí hay una semilla de santidad que en su momento deberás dejar germinar, nunca la dejes morir.

Naciste el día 24 de marzo, día que se recuerda a: Santa Catalina de Suecia, virgen, hija de santa Brígida, que casada contra su voluntad, con consentimiento de su cónyuge conservó la virginidad y, al enviudar, se entregó a la vida piadosa. Peregrina en Roma y en Tierra Santa, trasladó los restos de su madre a Suecia y los depositó en el monasterio de Vástena, donde ella misma tomó el hábito monástico. 

Antes, esta fecha tenía por celebración a San Gabriel Arcángel, el mensajero de Dios, pero su fecha fue unida a la de San Miguel Arcángel junto con San Rafael Arcángel (29 de septiembre). En ti hay un mensaje de Dios, un mensaje de amor, de vida y de fe.

No nos escogimos hijo, nos encontramos. Parafraseando al profeta Jeremías: “Antes de que te formaras en el vientre de tu madre ya Dios te conocía y te consagró” y fuimos nosotros delegados, escogidos por Dios, para acompañar tu vida, crecimiento, formación. Pedimos juntos, como familia, la oración de quienes anhelen cosas bonitas para nosotros, agradecemos todas las bellas personas que formaron parte de la vida de tu mamá y la mía porque gracias a ellos tenemos experiencia de vida, en lo bueno y en lo no tan bueno. Alejamos de ti, con el Poder del Altísimo, cubierto por la Poderosa Sangre de Cristo, males espirituales y físicos, pedimos por la salud de tus abuelos que te aman muchísimo y clamamos a tu ángel del a guarda que siempre te mantenga seguro en la fe y cargado de enormes alegrías. Bienvenido al mundo hijo, bienvenido a la vida. Te amo. Dios te bendiga y nos veremos siempre en la oración.

La mayor protección de un hijo es la correcta fe de sus padres”
Luis Tarrazzi

Tu papá (Luis Tarrazzi)