Si bien este escrito tendrá un alcance público al compartirlo en este espacio, mi intención será enviarlo a cada mujer que en las páginas de mi vida he podido reconocer con el don divino de la maternidad (sé que alguna se me podrá escapar y pido disculpas de antemano si eso ocurre).
Quizás algunas sean madres de experiencia, otras más primerizas y otras hasta abuelas. Pero creo poder afirmar, que sea cual sea la etapa de tu maternidad, todas coincidirán que desde el momento en que supieron que en sus vientres había una vida en gestación, desde eso momento no fueron jamás las mismas.
Muchos miedos, incertidumbres habrán transitado por sus mentes, pero no dudo también una gran ilusión. Si hay algo en la vida que ustedes sentirán suyo, un amor de prolongación que no se agota y que expande el sentido de amar hasta el extremo (como nos amó Jesús), es precisamente el amor a sus hijos. Y el haber asumido con fe y valentía, como María, esa confianza, sin duda Dios no dejará de retribuírselos.
Les quiero expresar, a las que conozco y a las que no, que ustedes dan testimonio de la apuesta por la maternidad, por la familia, por la vida. En los tiempos donde pareciera que los hijos no son anhelos y la familia un desafío, yo apuesto por la mujer, porque en ustedes está la hermosa esperanza para un mundo mejor. Siempre que haya nueva vida, habrá nuevas oportunidades.
Gracias, simplemente gracias. A mi madre, a mi esposa (la madre de mi hijo) y a todas las que día a día han apostado por trabajar y luchar como leonas por sus hijos. Algunas casadas, otras desde la soltería, pero todas madres, sin etiquetas, sin prejuicios, con la enseñanza de mirarlas con el mismo amor con el que Jesús las mira, y desde su boca pronuncia la palabra mujer como un título.
El día de la madre no es un día para ti, tú mereces más que un día. El día de la madre es un día para recordar a la humanidad el valor de la mujer, en todos los ámbitos de la vida. Ser madre nunca rivalizará con un crecimiento personal, al contrario, le dirá al Creador de todas las cosas que mientras sigamos apostando por la vida, seguirá valiendo la pena apostar por quienes la viven. Dios las bendiga, nos vemos en la oración
Luis Tarrazzi