Los precursores de guerras, como Vladimir Putín, durante la historia de la humanidad han entendido el triunfo por las tierras conquistadas, por la rendición del enemigo y por la aceptación de sus caprichos a nivel internacional. La medición de hoy es tan mediática, que muchos buscan apoderarse de la opinión social y del cómo perciben un acto bélico. Escucho en programas de opinión expertos que hablan de la popularidad de Biden, de la aceptación del pueblo ruso a las decisiones de su "líder" Putín y de las decisiones lentas de una ONU que por primera vez, en 70 años, ve cuestionada su razón de ser; un ente que nació de las cenizas de una guerra y que hoy, con un de sus miembros permanentes, ve como este país, Rusia, ataca de forma desmedida a una nación pequeña que lucha por ser independiente y vivir las mies de occidente, la democracia.
Ucrania ya ganó. Ucrania ya tiene el corazón del mundo. No es la única nación que ha vivido guerras, pero sí es el caso más escandaloso que vive Europa desde la Segunda Guerra Mundial, acto que supera incluso los ataques terroristas vividos por varias potencias Europeas años atrás.
Cuando escucho a diplomáticos explicar que Ucrania no puede invocar ayuda de la OTAN porque no es miembro de ella, o cuando escucho los clamores de un presidente enlistado en la batalla junto con sus tropas, Volodímir Zelenski, diciendo que lo dejaron solo, o sanciones meditadas porque no se pueden quedar sin gas o sin energía (Alemania especialmente), nos dicta cómo vamos y el tamaño de nuestros líderes o potencias, un gigantismo económico pero un enanismo en humanidad.
Ante todo lo expuesto Dios mira, a la espera de un clamor sincero y en absoluto respeto a nuestra libertad. Y evoco momentos memorables de salvación bíblica:
Ezequías ante Senaquerib (Isaías capítulos 36 y 37)
David ante Goliat (1 Samuel 17)
Josué ante los amorreos (Josué 10)
Finalmente Jeremías, en su capítulo 17 nos recuerda una enseñanza dura: "¡Maldito el hombre que confía en otro hombre, que busca su apoyo en un mortal, y que aparta su corazón de Yavé!"
Todo esto nos invita a orar, a tomarnos en serio la elección de nuestros gobernantes (no todos por ser de oposición son de bien) y a pensar que hoy es Ucrania, mañana podrá ser cualquiera de nuestros países. Putín ha ayudado a rescatar la imagen que occidente ha construido de Rusia, en torno a la guerra fría, la KGB y el Kremlin; han retomado el rojo de la maldad, el terror del recuerdo de un Lenin, Hitler, Mao, Mussolini y tantos hombres que siendo creados buenos decidieron el camino del mal.
Ucrania ya ganó. No será la definición de esta batalla la que determine su triunfo, ya ganó porque Ucrania entró al corazón del mundo, Ucrania es hoy una nación mártir por ser demócrata.
Dios los bendiga, nos vemos en la oración
Luis Tarrazzi