miércoles, 20 de mayo de 2015

SOR LUCÍA, ¿ME AMAS?






Estimada religiosa, mujer que en algún momento de su vida decidió nada más y nada menos, de la mano de la orden dominicana, contemplar el amor de Jesús.

He tenido la oportunidad de ver y escuchar uno de los muchos videos que tiene en youtube (https://www.youtube.com/watch?v=qtdmFBTAxVQ) y sin duda usted es un personaje, que recoge aplausos y se ve adelantada a su tiempo, al tiempo que camina la iglesia paso a paso. Siempre se han dado casos, en cada siglo, de personas que desesperan en el lento andar de la Iglesia y corren hacia delante (o por lo menos eso creen) pero en ese violento avanzar se separan de lo que precisamente fortalece la fe, la unión y la obediencia a los tiempos de Dios.

No cuestiono sus cuestionamientos. Sin duda la política y los gobiernos del mundo hoy son lo más falso y anticlerical que existe. Pero es que como ya lo definía San Pablo en su 2 carta a los corintios (4,4) este mundo ya tiene un dios que no es el verdadero Dios, y ese dios es el primero que, como muchos religiosos con buenas intenciones pero con caminos errados, se reveló a su tiempo y a los designios de Dios, que están guardados, como tesoro de salvación, en la única Iglesia, la católica.

En esta entrevista que vi usted dice que su vida está dirigida y motivada por “sus causas”; unas causas que sin dudas son 100% sociales. Usted lo definió como el estar del lado de los perdedores. Esto, palabras más palabras menos, se reduce en una expresión muy política: del lado de los pobres. Por eso el título de esta carta que le dirijo la titulé: “Sor Lucía, ¿me amas?”. Esta pregunta no es mía hacia usted, es un parafraseo de aquella pregunta que Jesús hiciera a Pedro, a quien él nombró cabeza de su Iglesia (Juan 21, 15 – 19). De hecho Jesús hace un énfasis comparativo en su pregunta a Pedro: “¿Me amas MÁS QUE ESTOS?”.

Y es que ese es el drama de la utopía de querer nosotros amar más a los pobres de lo que los ama Dios. El amor al necesitado se expresa dándole a cada ser humano la única riqueza perdurable, eterna, aunque vivan y mueran como el Lázaro de la parábola, esa riqueza es la fe, la conversión y la fidelidad. La fe en el único Dios verdadero, la conversión para dejar atrás el pecado y la fidelidad A LA IGLESIA, esté en el momento histórico en el que se encuentre.

Usted, en esta entrevista, por esas razones espinosas propias del periodismo y que muchos “avanzados” caen como corderos incautos por segundos de aplauso y admiración, aborda el tema de la homosexualidad. Su respuesta, ajustada a lo que el mundo quiere escuchar, habla de no estar llamados a juzgar. Y esto, aunque ya se ha dicho hasta la saciedad, es bueno recordárselo, “Dios CONDENA el pecado pero ama al PECADOR”. Francisco, nuestro papa actual, se dirigió al pecador no al pecado. Por eso, la mayor evaluación que puede tener a su labor social muy propia de los errores de la teología del a liberación, son los aplausos que recibe cada vez que habla, porque eso se aleja de la promesa de Jesús: “Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros” (Juan 15,18).

Particularmente me llamó la atención que comparta carisma dominico, como el de Santa Catalina de Siena, la doctora. Esa que en su “diálogo” establecía con la metáfora del río, el puente y las dos orillas, que “no se puede pasar por Cristo sin pasar por la Iglesia”. Por eso levantar escalones sobre paredes rotas de la Iglesia es una labor diabólica, no apostólica. Dirigirse a opiniones de cardenales o sacerdotes mirando hacia abajo, como quien opina desde la cima del conocimiento, dista mucho de lo que un religioso está llamado a ser y vivir. Quizás más contemplación a la Eucaristía y menos a las ventanas del mundo le permitirán cambiar esas “causas de vida” para que en vez de estar del lado de los perdederos esté del lado de Cristo. Porque en Cristo no hay derrotados, los únicos derrotados son los que resultaron condenados por la soberbia de la desobediencia.

Soy laico, venezolano, y mi nombre es Luis Tarrazzi. Conozco los frutos de la demagogia, los frutos de una labor social “consintiendo a los pobres en su pobreza” y no enseñándoles a laborar, a escoger políticos. Es del lado de los laicos cristianos donde debe existir un activismo político comprometido, no del lado seglar. Ya conocemos los frutos de religiosos metidos en políticas, asesorando reinos. ¿O es que olvidamos el severo regaño que San Juan Pablo II, también papa como el actual, dio al sacerdote Ernesto Cardenal Martínez, en Nicaragua, por aceptar el cargo de ministro de cultura?

Nuestra Iglesia no necesita personas que se hagan público a costa de cuestionar las verdades reveladas. Dios no avanza sin la Iglesia, no desprecia a su Iglesia y no se hace sombra en donde depositó su luz. Piense como nuestra Madre la Virgen María, cuando exclamó: “…porque ha mirado la humillación de su esclava”. María no buscó fama ni aplausos. El libro de la Mística Ciudad de Dios describe a nuestra madre como fiel colaboradora de los pobres, que auxiliaba al necesitado, pero que siempre fue fiel a la voluntad del Padre.

Usted culmina con una reflexión y yo culminaré con ella. Usted afirma que Dios al final no nos preguntará con quienes dormimos (pudiendo esto atentar contra el 6to y 9no mandamiento) sino cuánto amamos. Frase temeraria sin no se contextualiza. Porque ese amor por el cual usted afirma seremos juzgamos pasa por el puente de amar a Cristo y amar a su Iglesia, como es, no como usted y yo quisiéramos que fuera. Pero siendo más agudo, amando a nuestros enemigos, que en usted sin duda están casi todos del lado de la política. ¿Ama usted a sus políticos Sor Lucía, ora por ellos por su conversión?, ¿o resulta más entretenido insultarlos por twitter e increparlos? Si no vamos a juzgar es no juzgar a nadie, no solo los que el mundo desea escuchar no deben ser juzgados.

Apague su luz Sor Lucía para que brille la luz de Cristo. Sea vela del evangelio no luz de linterna que no da el calor de la verdad sino que solo alumbra mientras las pilas le sostienen. Con cariño se lo digo Sor Lucía, usted es manjar apetecible para el que hoy solo sabe odiar a la fuente de amor. Dios le bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi
@luistarrazzi

martes, 12 de mayo de 2015

¿Y MI RESPUESTA TAMARA?



La abogada Tamara Adrián, hombre de nacimiento (Tomás Adrián) fue entrevistado hoy por Gladys Rodríguez (99.9 FM de 1pm a 3pm 12-05-2015) en su programa de radio abordando el tema de la Homofobia. Cuando inició la presentación Gladys comentó que Adrián forma parte de Voluntad Popular (el partido del muy querido Lepoldo López). Al conocer esto formulé la siguiente pregunta que Gladys amablemente leyó: <@RodriguezGladys "Me gustaría conocer, como curriculum electoral, si voluntad popular apoya matrimonio homosexual, aborto y eutanasia>".

Adrian no me respondió un SI o un NO, dijo en la radio "El señor que hace la pregunta debería saber que en Colombia ya se aprobó la Eutanasia y que ese era un tema del siglo XXI".

¿No es ese el problema de nuestra realidad política?. El objetivo erradicar al chavismo, el socialismo y su demagogia a toda costa. Pero y ¿qué de nuestros valores cristianos?. El señor Tomás Adrian, ahora sra. Tamara Adrian, asumió que mi postura era contraria a la homosexualidad y nótese que mi pregunta no fija postura, solo expresa una inquietud. No respondió con orgullo: "SÍ, VOLUNTAD POPULAR APOYA ALGUNA O TODAS DE ESTAS TENDENCIAS o visceverza", ¿Por qué?. Porque electoralmente hay temas que no son prudentes abordar, sobre todo en una sociedad "católica". donde se pueden restar votos.

¿Dónde están nuestros políticos católicos?, ¿A qué estamos jugando?, ¿Cuándo perdimos el temor de Dios por creernos dueños de la tierra y de sus leyes?. Nada de lo creado es nuestro, ni nuestras vidas nos pertenecen. ¡Cuánta soberbia Dios santo! Es que la parábola de los viñadores asesinos (Mateo 21,33-46) se hace tan vigente, tan descriptiva de lo que queremos ser.

Lo digo con honestidad y lo exijo como elector. Político y partido político que no responda claramente mis preguntas no votaré por él o por ellos. Ya basta de tanta farsa, de tanta mediocridad, de buscar el poder por el poder.

Lic. Luis Tarrazzi